ELdice....Aumento de senos

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De manera un poco exagerada, ése podría ser el pensamiento de una mujer obsesionada con el tamaño de sus pechos. Sobre todo si lo piensa cuando ve a otra mujer cuya parte delantera es más que abundante.

Es simple. Que las mujeres quieren y les encanta tener senos grandes no es algo nuevo.Son símbolo de la feminidad y de la sexualidad, también de la fecundación y la alimentación de los hijos. Los genes llaman, y sobre todo en la mente de los hombres. Y todas quieren sentirse lindas, miradas, atractivas.

Por ello, la mayoría de las mujeres a quienes no se les desarrolló el busto como hubiesen querido, buscan la manera de agrandarlo. Y aunque el boom de las cirugía es reciente, la cuestión es que desde hace más de cien años que los médicos buscan la forma más efectiva para lograr el aumento de senos.

En busca de los senos perfectos

Desde 1985 se probó de todo: tejido adiposo propio de una mujer, inyecciones de parafina, de silicona, de marfil, pelotas de vidrio, caucho de suela, cartílago de buey, lana de Terylene, percha de gutta, Dicora, pastillas de polietileno.

Y más, esponja de polímero de alcohol-formaldehído de polivinilo, esponja de espuma de políeter, cinta de polietileno formando una pelota, poliéster , caucho de Silastica, y prótesis de teflón-silicona. Además, en el último siglo también se implementaron varias cremas y medicamentos.

Sí. No quedan dudas que al leer esto, lo primero que se piensa es en todas las complicaciones y problemas de salud que las mujeres sufrieron al probar todas estas cosas. Lo segundo que se desprende es que no todas eran convenientes.

Y lo tercero, que con semejantes antecedentes y los avances tecnológicos, los métodos de hoy deberían ser más seguros. El aumento de senos, es decir su volumen, recién contó con técnicas confiables en la década del 60. Desde ahí, los implantes de mama para lograr un buen escote han evolucionado de manera significativa.

Las cirugías de pecho tuvieron su período de baja en los ’90 cuando se decía, sin fundamento, que las prótesis de silicona provocaban enfermedades de autoinmunidad, hasta que fueron reemplazadas por las prótesis rellenas de suero salino.